Silencio Señor, tras tu Expiración:

 

Silencio Señor, tras tu Expiración, silencio el de Almuñécar cada noche cerrada de Miercoles Santo, tan sólo se oye el sonido de un tambor enlutado y una trompeta que clama con tristeza que has muerto, y Almuñécar entera calla en Silencio cuando ve al mejor de los nacios crucificado, por amor a todos nosotros y se apagan todas las luces de las calles por dónde pasas, al bajar por la puerta de Graná llegan a una carrera llamada de la Concepción tan sólo se oye el sonido de una fuente y dos caños cercanos de los que manan agua como si por el mismo acueducto lo hiciese, ese que tanto tiempo lleva en pie desde que los romanos ordenaran hacerlo atraidos a esta tierra, mi tierra sexitana, los mismos romanos Señor, esos crueles que te maltrataron y te crucificaron o el mismo, Señor de la Expiración, el mismo que te atravesó con una lanza el costado haciendo que saliera de tu costado sangre y agua.
Sigue y avanza el Cristo lentamente a hombos de sus horquilleros, horquilleros de tradición y generación, de padres a hijos te van llevando sobre sus hombros, hombros que no sienten ningún dolor porque aunque tu hayas entregado tu alma al Padre, tu estas con ellos Señor, nosotros, tu pueblo Señor.
Se hace el Silencio y no sólo en un callejón que da tu nombre sino en cada una de las calles por dónde pasas, el humo de las bengalas nos anuncia que el Cristo esta subiendo a la cumbre del calvario rodeando al castillo de un arcangel, San Miguel, cualquier lugar es bueno para verte y contemplarte en Silencio Señor.
Que Almuñécar entera enmudezca y calle cada noche de Miercoles Santo porque en el Silencio también se busca a Dios y se encuentra.
Sentimientos escritos a la Cofradía a la que pertenece mi padre y que desde este año como en el 2008 saldré de horquillero llevando al Señor de la Expiración, como mi padre continuando la tradición y a mucha honra.